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jueves, 22 de octubre de 2020

Una Dama para Lord Latimer

Aurora Stevenson vivía alejada de los oropeles y grandiosas fiestas de la aristocracia y la nobleza que tanto desconocía, pues nunca perteneció a ella. Vivía inmersa en su pequeño mundo donde las cosechas, las pequeñas reuniones o fiestas locales y algún acontecimiento familiar constituían las pocas emociones de su existencia. Lo único que ese año parecía que sacaría de su rutina por unos días a los habitantes de la zona, era lo que se rumoreaba podría ser el acontecimiento del año: la unión de las dos familias más prominentes de la zona, el heredero del duque de Frenton, lord Latimer Ruttern y la hija del vizconde de Lindlley, lady Helen. Poco podría imaginarse lo equivocada que estaba respecto a todo lo que le rodeaba, incluida su propia vida.
Lord Latimer Ruttern, heredero del ducado de Frenton, se encontraba por fin decidido a unir su vida a una dama que diere cierta tranquilidad y paz a su existencia y también un futuro estable al ducado y al título. Paz, sosiego y tranquilidad eran lo que su mente reclamaba tras los duros años pasados recuperando la fortuna y el nombre del ducado, tras los líos y escándalos en que los sumió su alocado hermano menor antes de su regreso de Francia. Tras la batalla de Waterloo, Latimer perdió durante un tiempo la memoria y, con ella, toda consciencia de quién era y de su vida antes de la guerra. Pasado un tiempo en que su familia y amigos le daban por muerto, y recuperados sus recuerdos y así su propia persona, Latimer regresó a su hogar encontrándose, sin embargo, a unos padres felices de su vuelta, más también sumidos en un desasosiego comprensible por las actuaciones de su alocado hijo menor, su hermano Crom. Solucionados todos ellos tras algunos años difíciles, deseaba un poco de paz y, quizás, una dama adecuada, con un carácter afable y agradable, se la diere. Quizás lady Helen, hija de lord Lindlley, vecino de la propiedad ancestral de los duques, fuere esa dama. Pero ni los planes ni sus deseos eran los que realmente pensaba y menos perseguiría. 

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