1. Minotaur Blooded
Aldora vivía en
un pueblo fronterizo al borde del laberinto. Un laberinto que abarcaba una
eternidad llena de criaturas que aullaban durante la noche. Era hija de
granjeros que trabajaban en los campos y llevaba una vida tranquila como
campesina, lejos de la capital y sus celebraciones nihilistas; lejos de todo lo
que pudiese mirarla y determinar su valor. Porque ser elegida como sacrificio
era ser elegida para morir.
Hasta que una
noche, mientras estaba en la pared del laberinto, escuchó una voz ronca en la
oscuridad.
Vedikus Bathyr.
Él merodeaba por
los pasajes más agrestes en los bordes más lejanos donde las verdaderas e
inteligentes bestias vagaban. Todos estaban allí por las mismas razones: para
matarse unos a otros y capturar a los humanos que entraran en el laberinto.
Una fatídica
noche, una chica humana le llamó. Una chica con una voz que aceleró su sangre.
Pero no fue el
único que escuchó su llamada...
2. Minotaur Prayer
Duendes al este.
Centauros al sur.
Minotauros al
oeste.
Calavia era
conocida como la bruja del pantano y un ser peligroso para los que amenazaban
su santuario, La Oración. Nadie sabía que era la chica perdida realmente,
sobreviviendo cada día en el laberinto maldito, escondiendo su humanidad de las
hordas de monstruos que se desgarraban entre sí para poseerla. Cuando un
minotauro llegó a su puerta con una mujer humana, ella los ayudó... por un
precio.
Y cuando
huyeron, se quedó sola con la ira de los centauros que habían estado
persiguiendo a la pareja. Con su magia muriendo, su protección fallando, y una
guerra en el horizonte, convoca a un campeón.
Astegur Bátir,
el tercer toro engendrado por el legendario Señor de la guerra Steelslash y
heredero de la tribu Báthyr, se sintió atraído hacia La Oración y la
inquietante hembra que lleva dentro. ¿Pero por qué razón? Las artimañas de las
brujas de la niebla nunca le habían interesado, pero el aroma de la niebla
nocturna cargada de maldiciones lo retenía como cualquier cadena mortal.
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